Examen Sorpresa

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¿Recuerdas tu experiencia como estudiante?, ¿has escuchado esto alguna vez?: “La próxima semana hay examen sorpresa”, o “Saquen un folio, hay examen sorpresa. Primera pregunta…”.

¿Examen y sorpresa?

Por si cabía la duda, he buscado la definición de ambos conceptos:

  • Examen: es una prueba en la que se mide el nivel de conocimientos, aptitudes, habilidades o de unas capacidades físicas.
  • Sorpresa: Acción y efecto de sorprender. (Conmover, suspender o maravillar con algo imprevisto).

Nunca he comprendido muy bien cómo es posible que los docentes usemos estas dos palabras dentro de una misma frase. Para mí son dos términos totalmente opuestos.

Si hablamos del examen como un instrumento de evaluación, no creo que la sorpresa sea un buen compañero de la evaluación.

Si entendemos sorpresa como un hecho/artefacto que genera alegría y felicidad, no creo que esa sea la sensación que normalmente genera un examen.

Además, suelo vincular esta paradoja (“examen sorpresa”) con un proceso de evaluación poco eficaz y no muy justo, o al menos, no válido para todos los contextos e individuos. Podría ser esta una nueva paradoja, ¿por qué la cultura del aprendizaje ha asumido el examen como el instrumento de evaluación más objetivo y fiable?, ¿por qué los docentes entienden el examen como la mejor vía para evaluar a sus estudiantes?, …

Incluso ahora (entiéndase ahora como la última década) con la llegada de las competencias, tenemos dificultades para encontrar instrumentos de evaluaciónque se ajusten a las necesidades de este desafío, pero seguimos apostando por el examen.

Obviando las incongruencias del sistema, la respuesta de los docentes ante los nuevos retos de la evaluación todavía no es clara.

Se suele hablar de la evaluación alterativa como una respuesta profesional  que se contrapone a la evaluación tradicional basada, en muchas ocasiones, en examen, libreta y comportamiento. Las 3 “P”: presentación, práctica, prueba.

Estos conceptos de evaluación alternativa vs tradicional, podrían responder a dos visiones opuestas de la enseñanza, como se recoge en este esquema:

trad_vs_alter

En una entrada que realicé en mi blog hablaba de Evaluación y Aprendizaje Basado en Proyectos, y en ella se recogen las herramientas e instrumentos de una evaluación integrada y dinámica, a la que hace referencia el esquema anterior. Pero sería un error pensar que sólo debemos apostar por una evaluación alternativa si nos hemos decidido por el ABP.

Lo razonable sería establecer nuestro modelo de evaluación tras responder una sencilla pregunta: ¿qué es evaluar?, o mejor, ¿para qué evaluamos?

Para poder responder a estas y otras preguntas, podríamos basarnos en las reflexiones que ya Neus Sanmartí en 2007 recogía en su libro “Evaluar para aprender”:

  • La evaluación es el motor del aprendizaje, de ella depende tanto qué y cómo se enseña, como el qué y el cómo se aprende.
  • El objetivo de la evaluación es la regulación de las dificultadesy errores del alumnado y del proceso de enseñanza.
  • El error es útil.
  • Lo más importante: los estudiantes deben aprender a autoevaluarse.
  • En el aula todos evalúany regulan (auto-, co- y hetero- evaluación)
  • La función calificadora y seleccionadora de la evaluación también es importante, siempre y cuando parata de una evaluación-regulación realizada a lo largo de los procesos de enseñanza y aprendizaje.
  • La evaluación sólo calificadora no motiva.
  • Es necesario diversificar los instrumentos de evaluación.
  • Los instrumentos y métodos de evaluación aplicados deben promover prácticas de aula innovadoras.
  • Evaluar es una condición necesaria para mejorar la enseñanza.

 

En realidad, podríamos resumir que evaluar es sinónimo de regular, evaluamos para detectar posibles dificultades en el proceso de aprendizaje y poder ayudar a su solución. La evaluación se convierte en una actividad cotidiana que no se separa de la enseñanza, no existen momentos para enseñar y momentos para evaluar. La idea es crear situaciones de aprendizaje que permitan a nuestros estudiantes aprender mientras “todos” evaluamos ese proceso. Hablamos de “todos” porque en el proceso de regulación del aprendizaje deberían intervenir al menos tres agentes: el propio estudiante, sus compañeros de clase y el/la docente; poniendo en práctica mecanismos de autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación.

Dicho todo esto, y volviendo a nuestro “examen sorpresa”, ¿qué papel puede jugar él en este proceso? No es difícil imaginar que el examen, como instrumento de evaluación, queda relegado a “uno más”, y no el único o principal, dentro del abanico de posibilidades.

Continuando en esta reflexión, debemos por tanto, como docentes, acudir a nuestros centros con un “maletín evaluador” lo más variado, eficaz y justo posible, en tanto nuestras clases lo son también. Si hacemos una apuesta por la enseñanza alternativa (figura 1) debemos acompañarnos de instrumentos y herramientas de evaluación que nos faciliten la labor.

¿Qué instrumentos de evaluación podemos usar? Aunque dedicaremos otra entrada para describir algunos de los principales instrumentos de evaluación alternativa, enumeraremos aquí los más usuales. Para ello debemos partir de una premisa, como docentes diseñamos “nuestras clases” como una secuencia de actividadesque nos permiten desarrollar el aprendizaje de nuestros estudiantes. Si esto así, podríamos afirmar que la enseñanza se convierte en una consecución de actividades en las que generamos aprendizaje, alguna de las cuales usamos para la evaluación. Es decir, la evaluación se centra en la puesta en práctica de actividades de diversa índole y dificultad. Por tanto, si hablamos de evaluación alternativa estaremos hablando de actividades y tareas como: experimentos, desarrollo de proyectos, debates, productos de los estudiantes, prácticas reales, investigaciones de campo, exposiciones, simulaciones, resolución de problemas, estudios de casos, …, todas ellas analizadas, recogidas y revisadas a través de herramientas como portafolios, observación, diarios de aprendizaje, entrevistas, rúbricas, dianas de evaluación, …

Pero, ¿sólo es importante la evaluación del estudiante?, ¿sólo debemos hablar de la evaluación sumativa?.

Es evidente que como profesionales docentes, nos toca evaluar todo el proceso y dar la importancia que se merece a la evaluación formativa. La evaluación en esta faceta adoptala función pedagógicaque sirve para regular los procesos de enseñanza-aprendizaje. Sobre este tema podemos encontrar dos entradas de Diego Ojedaen el blog de Evaluacción, en las que se recogen diversos instrumentos y herramientas analógicosy digitalesque nos ayudarán en la evaluación formativa.

¿Cuál es tú opinión?, o si me lo permites: ¿y tú cómo evalúas?

¿Crees que otra evaluación es posible? Un diseño erróneo del proceso de evaluación puede llevar a nuestros estudiantes a un antiguo dilema: ¿aprobar o aprender?. Si os apetece podéis leer sobre esta reflexión de Carlos Magroen su blog co.labora.red


 

Entrada publicada originalmente en el blog de Evaluacción.

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